Confesion al Vidrio Mojado ( en el colectivo)

Día 17

Otra vez llueve. Otra vez absorto y mientras un cupido pregunta por Raquel desde adentro le dicen ¿Miguel?. No Raquel asegura. ¿Pizza?, Es miguel, miguel afirma desde adentro, pero yo sigo caminando. No me asombra que días antes un tipo suba al colectivo y le diga que siga al que paso por que se le paso y se celebre una persecución de 10 cuadras en busca del otro colectivo para ese tipo que llegaba tarde a la Terminal.
Ya pocas cosas me asombran, algunas de las cuales no tengo por que dejarlas y otras que me asustan y me asombra que halla mentido tan descaradamente arriba, pocas cosas me asombran pero demasiadas me aterran.
Pero a lo que quería llegar es a otra causualidad, debido a algo que ocurrió unas cuantas horas antes me puse a meditar como soy cuando me enojo. Se que si alguna personas de un tiempo a esta parte lee esto, va a decirme mentiroso, pero no podemos agradarle a todos. Se que me enojo bastante fácil, pero se que no todos saben que cuando mas enojado parezco es cuando en realidad es algo pasajero que no me arrebata mas de 15 segundos y que no influye demasiado, pero cuando realmente algo me enoja. Me paro unos 15 segundos y comienzo a hablar, a veces demasiado, para esperar la reacción que la mayoría de las veces no aparece. Y luego de eso solo me marcho, triste, por que las cosas que mas me molestan no me enojan solo me ponen triste y me dejan en claro una cosa, que los sueños no se transportan, solo se sueñan y punto.